martes, 17 de junio de 2014

Lo prometo

Me dice que me acerque a su lado y le dé un abrazo, me arrimo apoyando la cabeza sobre el pecho que le falta y acariciando los pliegues de su piel. Huele a ella, a nosotras. A esa mezcla de esperanza, espera y demencia que tenemos atrapada bajo el pellejo.
Me aparta y suspira que me echa de menos, que me quiere. Entonces le doy un beso, de esos que se quedan dibujados en la mejilla y no desaparecen nunca.
Me mira abriendo mucho los ojos, abre la boca en forma de secreto y susurra algo que solo yo sé qué significa. Lo entiendo y le regalo una sonrisa y una mirada que hace rebotar en su cabeza que nunca pisaría una hormiga.
Ríe la risa que más añoro y me pide que vaya con ella, que me quede a su lado, que coja el siguiente avión y llame a su puerta. Yo le cojo de la mano y le digo que llegaré, que me espere, que no se vaya aún.
Entonces tomo mi decisión, no voy a ser arquitecta, ni abogada, ni militar: voy a ser cada día más buena para ser cada día más guapa. Pero por encima de todo, jamás dejaré de ser Cándida.

Mar Fresno

lunes, 2 de junio de 2014

Viviremos ahí juntos.

De tu eco vivo, y muero en tu olvido. No existe el odio, no sueño contigo.
Viviremos ahí juntos, donde nunca nos conocimos. Allá donde nunca temí y te quitaste la vida por no verme sufrir. Ese sitio donde todo ocurrió como debió, sin miedos ni trasquiles.
Apenas nos veremos en ese río de sudor, donde entre gemidos encontraré el amor que perdí. Aquel que se encuentra bajo zarzas y espinas.
Jamás, ni sumando las veces que dije tu nombre, ahora impasible, lograré hallarte entre el suelo y mi talón. Bajo la niebla que cubre tu rostro, ahora desnudo. Sobre todo, no esperes que cave en tu búsqueda.
Ahí viviremos juntos, bajo ninguna sospecha, bajo ningún recuerdo. En ese lugar donde no tenga que olerte, ni escucharte, ni tocarte.
Juntos ahí viviremos, separados por mil mares. Quebrantaremos todas las normas hasta encontrarnos a dos centímetros, separados por una pared de sueños, encantos y risas. Pared que explotará en cuanto lleguemos a ella, obligándonos a enseñar el envés a las espaldas.
Al fin correremos sin fárragos, en un mundo plano sin fin.

Mar Fresno