jueves, 2 de julio de 2015

Del derecho

Brutalmente suaves
son tus dedos en los míos
mientras te hablo
y tus besos en mi nuca
cuando me callo,

porque terriblemente efímero
es el brillo
que aparece en tu garganta
cada vez que digo una tontería

y tremendamente hermosa
es la risa
que suena en tus ojos
cada vez que digo que te quiero.

Mar Fresno