Lucas advirtió mi mirada
y la bajé directa al suelo
pero él vio los hoyuelos
que se dibujaban como prueba
sobre mi sonrisa traviesa.
Lucas observó cada detalle
y supo que me enamoré de él
cada vez que se lucía
y cuando se apagaba también.
Lucas me confesó una noche,
de las que pasábamos sin dormir,
que sabe lo que es amor
porque lo siente por mí.
Jugamos a querernos,
nunca supimos quién ganó,
pues no pudimos explorar
la libertad de una relación.
Crecieron dos corazones
en un hogar sin confín
y aprendimos a contenernos
de la manera más sutil.
Lucas me acaricia la cara
cuando le pido que me bese
y me sonríe diciendo
que seamos prudentes.
Mas quisiera yo mostrar
nuestro amor insondable
que empezó con dieciséis
cuando cantaba mirándole.
Mar Fresno