Mueve sus labios lentamente,
se detiene a pensar un instante
y sigue exhibiendo sus entrañas.
Se expresa con la elocuencia
de quien cava con esperanza
en lo más profundo de su alma.
Tiene la mirada tan intensa
que siento como me desnuda
con la vehemencia de sus ojos
tan verdes, claros y absortos
que estimo imposible la fuga
de su hipnotizante encanto.
Con su voz tranquila y grave
hurga en el interior de su ser
y ante mí logra exponer
sus hallazgos universales
tan íntimos que solo él
y yo podríamos comprender.
Se cubre con las manos
por un instante el rostro
y despierto de mi admiración
cuando me toca dar contestación
a la pregunta que me ha hecho
mientras hacía esta composición.
Mar Fresno