y te busqué entre la gente,
me agarraste de la mano
y me besaste lentamente.
La noche era joven
y me querías para siempre,
te pedí cordura
y te quise lentamente.
La noche era joven
cuando me hiciste llorar
por primera vez
porque te empecé a amar.
Fueron tantas las noches
que me quisiste dar,
pero no suficientes
para poderme saciar.
Te pedí tantas noches
que te debiste agobiar
como se agobia un niño
cuando para de pensar.
Nuestra última noche
lloraste tu desorden,
y yo te tomé fuerte
sin entender tus dolores.
Mi última noche
no fue nuestra, sino mía
y lloré porque todo
se había hecho trizas.
Mar Fresno