Cuando te desalientas
y no crees poder salir,
me gustaría alentarte
con un soplo de mí.
Siempre que algo te duele
y no lo puedes soportar,
ansío tomar tu daño
y poderlo cambiar.
Mas cada vez que te hundes
pero no te oyen aunque grites,
quisiera yo edificarte
con cimientos más firmes.
Si luego te entristeces
pero ya no buscas remedio,
seré tu pasivo amparo
desde mi hondo silencio.
Mar Fresno