De haber sabido que al morir
tu fantasma me perseguiría
todos los días de mi vida,
hubiera escapado de ahí.
Si me hubieran advertido antes
en cuánto me romperías,
hubiera llegado ese día
unos minutos más tarde.
Si me ofrecieran poder volver
y no saber que existías,
recuperaría mis trizas
y entera mi candidez.
Te llevaste mi inocencia,
mojaste mis mejillas,
me abandonaste estando herida
con la conciencia tranquila.
Mar Fresno