lunes, 4 de agosto de 2014

Mis sueños y tú

Calló el sol y salió la noche oscura a cantarle una nana al destino. Era una noche tímida, que pensaba dos veces antes de empezar a cantar. Comenzó a escucharse una melodía al son del roce de la piel, con cada caricia sonaba una nota cada vez más aguda.

Con la punta de los dedos se encontraron dos almas y una brisa musitaba mientras cerraban los ojos. Pasaron las horas entre los segundos del reloj y ahí se conocieron. Bajo influencia de la luna, nuestra protagonista estrellada decidió que los pensamientos estorbaban. Entonces surgió, de la mano del sino, el beso que abrazaba el remo del azar, haciendo desaparecer la casualidad para que ellos la trazaran con sus sueños. 

Entre tantos besos nacieron sonrisas.
Y entre tantas sonrisas resonaron ecos de felicidad. 
Y desde que la luna fue testigo de ese escenario, sale todas las noches a recordarle a la amada que, allá donde ella vaya, le acompañaría el susurro de esa noche como esperanza de que jamás llegue a su fin.
Mar Fresno 

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