cuando me tiraste decidido,
hacia ti.
Me enamoré de nuevo
cuando me acariciaste
las mejillas.
De qué manera me enamoraba
cuando gobernaba en ti
el delirio.
Volví a enamorarme
cada vez que me hiciste creer
en nosotros.
Y no pude resistir enamorarme
cuando me mirabas a los ojos
y suspirabas un te quiero.
Pero cuando me miraste triste
deseando poder enamorarte más
me puse a contar
las veces que lo hice yo
y me fui corriendo,
dejando como rastro
cada pedazo de mi cuerpo.
Mar Fresno
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