sin despedirte,
dispuesto a quererme
sin volver a herirme,
hubiera, tal vez,
abrazado tu cuerpo
con más fuerza,
hubiera, tal vez,
fijado en ti mis ojos
con la mirada intensa,
y hubiera, tal vez,
llorado contigo y
suplicado que vuelvas.
Y, sobre todo,
no hubiera escrito
con el corazón roto
este mísero poema.
Mar Fresno
No hay comentarios:
Publicar un comentario