de las olas del mar:
pasos de elefante,
centímetros que avanzar.
Volamos tan alto
como queramos surcar
con tantas cumbres
y picos que esquivar.
Navegamos a vela
sin calma ni claridad,
pero el viento nos sopa
siempre por detrás.
Amamos tan fuerte
que no podemos evitar
ir sin rumbo fijo
pero con un claro final.
Y no nos importa
lo que puedan pensar
si ven que no paramos
ni un segundo a descansar.
Que la meta es solo
un inevitable azar,
pero, en cambio, el camino
lo creamos al andar.
Mar Fresno
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