Dedicaría horas a observar
tu manera de andar
con tus piernas sin fin
y el sonido de tu garganta
cuando te da por reír.
Dedicaría horas a mirar
la cara que pones al pensar
y me pillas desprevenida
con una respuesta calmada
o una pregunta repentina.
Mas tú dedicas horas a observar
cómo hablo sin pensar
y cómo pienso sin hablar.
Cómo me muevo al bailar,
cómo canto al andar
y cómo gimo al llorar.
Y yo quiero observarte más,
quiero mirarte sin parar,
pero paro para que así
no me dejes de mirar.
Mar Fresno
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