Cuando aún eras mío
me quedaba despierta
sintiendo tu aliento
la noche entera.
Tal dulce realidad
creía mía para siempre
y aún así la saboreé
completa y continuamente.
Mas ahora me acuesto
sin fuerzas para llorarte,
porque desde que me dejaste,
duermo para olvidarte.
Mar Fresno
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