Estas palabras aquí escritas no tienen ningún sentido hasta ahora. No se oye nada, pero dentro de ti esto suena tan alto que parecen timbres. Ahora las palabras viven y disfrutan, corren por tu mente. Están nerviosas, lee más despacio.
Este párrafo de letras y símbolos, eres tú quien le da vida y hace que fluya. Estaba esperándote impaciente y ahora mismo lo estás convirtiendo en algo, sus palabras cobran sentido gracias a ti. Se están relajando.
No somos como las palabras.
Somos y finalmente no somos.
Puedes estar con la persona más apasionante del mundo, alguien que ama y que inspira.
Y un instante después puede no ser nada.
Un cuerpo vacío, sin sentido, sin sueños, que solo causa dolor.
En un suspiro, sin más.
La muerte nos hace mortales, las palabras inmortales.
Y hasta que yo muera, sin duda habrá gente inmortal.
Doy vida con mis palabras y dejo que vivan aquí.
Mientras yo respire, leeré estos versos y seguirán vivos.
Las palabras viven cuando alguien les da vida, haciéndolas suyas.
Son capaces de dar a conocer, de dibujar en nuestra mente algo más elaborado que una imagen.
Son, junto a otras, parte de una obra de arte, una confesión de amor o un último suspiro.
Son todo lo que queramos ser, por eso nos convertimos en ellas.
Nos convertimos en palabras.
Y morimos con ellas.
Mar Fresno
Que menos que pasarme por aquí después de que tú "dieras vida a mis versos y palabras" haha :) Gracias.
ResponderEliminarMe alegra ver que hay gente que valora tanto las palabras, y estoy totalmente de acuerdo. Las palabras son inmortales.
Un saludo!