Siempre quiso que viviera, me emocionara y aprendiera. Que supiera encontrar lo bueno de lo malo y apreciar todo lo que tengo.
Esto es para él, para el hombre que me hace reír poniendo sus caras, que aunque siempre se va de viaje nunca nos distanciamos. Él me ha visto crecer y me ha visto caer. Me ha animado y me ha dado algo por lo que luchar.
Os hablo del mejor hombre que muchos conocen, el que nunca tenía la culpa porque siempre hacía lo que era mejor para los demás. El hombre que me enseñó la importancia de ser buena persona y valorar lo que la gente hace por mí. Este hombre es capaz de estudiarse todo un temario de química para poder explicárselo a una pesada que sólo quiere ver la tele. Me prometió que en nuestra casa nunca pasaríamos hambre y no hay día que no pelee para cumplirlo. Me hizo ver que aunque no fuésemos ricos, éramos ricos en amor, que una familia unida, jamás será vencida.
Escribo para agradecerle todo en lo que me ha convertido, no sólo me ha dado su cara cuadrada, también me ha dado su positivismo y humildad. Se lo agradezco de todo corazón.
Feliz cumpleaños, Papá.
Mar Fresno
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