martes, 12 de noviembre de 2013

No entiendo, no entienden

Empecé el día convencida de que todo era indiferente, nada me iba a cambiar. No hacía falta hundirme en mis pensamientos. Poco a poco me fui dando cuenta de mi turno de palabra. Nadie escuchará mi opinión y nadie tendrá en cuenta mis ideas. 
Me incomodan pocas cosas pero no me gusta incomodar y menos aún romper el silencio. Pensé en rendirme pero decidí seguir escuchando. Propuse y fui refutada, animé y fui pulverizada.
Me encantaría ser distinta, para gustar y ser tenida en cuenta. Decidir entre dejarlo todo a medias o derrumbarme ahí mismo. Las ganas de gritar me llenan de rabia y mis lágrimas invisibles se burlan de mí. Odio y tristeza, comprensión y desacuerdo. Soy así, no entiendo por qué es tan malo.

Estiro el cuello, miro al techo, cierro los ojos y abro la boca para gritar, pero no puedo. Tengo un nudo en la garganta que hace que me queme sin sentido. Siento la necesidad de salir corriendo de esta habitación. Habitación que sólo se enciende con su luz y trae momentos y risas que se empequeñecen con el paso del tiempo. Tiempo que se para para no ser disfrutado.
Mar Fresno 

No hay comentarios:

Publicar un comentario