Mirando atrás, he perdido la oportunidad de vivir más momentos con él.
Eso es lo que he perdido, ni mi dignidad, ni mi locura, ni esos pantalones de pana que él tanto odiaba.
Espero que ahora entienda que había veces que no quería besarle por si no lo hacía como si fuese la última vez. Que había otras veces que no dejaba que me hablase por si me decía algo que no quería oír. Que había tantas cosas que no quería darle porque sabía que muchas las iba a perder.
Sí, le di mi corazón y sus instrucciones. Las instrucciones las tiró y mi corazón lo perdió. Pero tarde o temprano alguien lo encontrará y me lo devolverá o, quién sabe, tal vez se lo quede para siempre.
Mar Fresno
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